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Fibromialgia y estilo de vida

La fibromialgia es una enfermedad crónica caracterizada por la persistencia de dolor de pies a cabeza. En consecuencia, su aparición impacta directamente sobre el estilo de vida que, a su vez, dado que no existe un tratamiento curativo, está emergiendo como una buena herramienta para mejorar la convivencia con el enfermedad.

¿Qué es la fibromialgia?

La fibromialgia es una enfermedad caracterizada por la presencia de dolor generalizado y persistente en las partes blandas del cuerpo (ligamentos, músculos, tendones y nervios). Sus causas todavía se desconocen, aunque todas las hipótesis pivotan sobre 2 ejes:

  • Concentraciones de serotonina anormalmente bajas. La serotonina es uno de los neurotransmisores implicados en la inhibición del dolor, por lo que su déficit se ha relacionado con una mayor sensibilización central e hiper-excitabilidad del Sistema Nervioso Central.
  • Mecanismos inmuno-inflamatorios. Las personas con fibromialgia muestran un desequilibrio inflamatorio a favor de las citocinas proinflamatorias (TNF, IL-1, IL-6 e IL-8) con especial afectación a nivel central, lo cual impacta directamente sobre el procesamiento del dolor.

¿El único síntoma de la fibromialgia es el dolor?

El síntoma diferencial de la fibromialgia es el dolor músculo-esquelético de pies a cabeza, pero no el único. La fibromialgia suele venir acompañada de otras manifestaciones que nacen del propio dolor o de una etiopatogenia compartida:

  • Fatiga, depresión, ansiedad e insomnio
  • Dolor abdominal, diarrea o estreñimiento
  • Afectación del lenguaje, la concentración y la memoria

Por ello, las intervenciones sobre el autocuidado deberán procurar un aumento de los niveles de serotonina, modular la inflamación y combatir eficazmente los síntomas para mejorar la convivencia con la enfermedad, el bienestar y la calidad de vida.

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Autocuidado: adecuación del estilo de vida

Adecuar e implementar una adecuada estrategia de autocuidado no sólo influye positivamente sobre la tolerancia al dolor y las causas probables de la enfermedad, sino que además evita que incurramos en comportamientos que empeoran tales condiciones (aislamiento, sedentarismo, abuso de junk food, consumo de alcohol o tabaco, insomnio…).

Ejercicio físico

La práctica regular de ejercicio físico, aunque inicialmente pueda empeorar el dolor, resulta la intervención que mayor evidencia ha demostrado en el manejo de los síntomas asociados a la fibromialgia. Esta acción antiálgica, posiblemente, se deba al incremento de serotonina que trae consigo la actividad física y a la capacidad que tiene el tejido muscular de producir miocinas antiinflamatorias.

En la actualidad, está ampliamente demostrado que gozar de una buena masa muscular es clave en el manejo del dolor músculo-esquelético. Sin embargo, no queda claro qué tipo de ejercicio físico es más efectivo (fuerza, resistencia o flexibilidad), por lo que sería recomendable guiarse por criterios de adherencia, apetencia y tolerancia.

Alimentación y suplementación

La dieta mediterránea sería el patrón de alimentación ideal por su riqueza en omega 3 y antioxidantes, ambos con una marcada acción antiinflamatoria. Además, algunos estudios sugieren que la eliminación del gluten y la lactosa podrían contribuir a mejorar el estado inflamatorio, aunque la evidencia es muy débil y, salvo que exista una intolerancia real, eliminar estas sustancias de la dieta no parece que tenga un impacto notorio.

Por otro lado, la evidencia sugiere que podría ser conveniente reducir el consumo de cafeína (por su impacto sobre los niveles de noradrenalina), alcohol, azúcar y grasas trans (por su acción proinflamatoria).

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Respecto a la suplementación, la curcumina, el ácido eicosapentaenoico (omega 3) y algunos probióticos podrían contribuir a modular el estado inflamatorio. A su vez, la melatonina podría mejorar el patrón de sueño y el triptófano incrementar ligeramente las concentraciones de serotonina.

Sueño

Garantizar un sueño reparador es esencial para controlar la respuesta inflamatoria al estrés, procesar las emociones, recuperar la energía, mejorar la tolerancia al dolor y reparar los diferentes órganos y tejidos, todo ello imprescindible para el buen manejo de los síntomas asociados a la fibromialgia.

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Psicoterapia

Convivir persistentemente con el dolor atenta directamente contra el estado de ánimo, lo cual, a su vez, empeora la tolerancia al dolor.

Además, repercute negativamente sobre los dos ejes centrales de la fibriomialgia (inflamación generalizada y déficit de serotonina) como consecuencia de una peor respuesta al estrés, mayor tendencia al aislamiento, la ingesta de de junk food, el insomnio y el consumo de tóxicos.

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Bibliografía

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