Con frecuencia, intentamos modificar alguna parte de nuestro estilo de vida sin éxito. Pero, ¿por qué no somos capaces de cambiar nuestro comportamiento si queremos hacerlo? ¿Qué nos genera resistencia al cambio si, teóricamente, tenemos la voluntad de cambiar?
La resistencia al cambio puede ocurrir por diferentes factores que, de no ser resueltos, obstaculizarán cualquier intento de adoptar una conducta saludable o abandonar un hábito nocivo. A continuación, te cuento cuáles son estos factores de resistencia y cómo puedes resolverlos.
La falta de motivación: el principal factor de resistencia al cambio
La falta de motivación es el principal factor de resistencia al cambio en sus primeras etapas, por lo que ni siquiera permite que el intento se materialice. Ocurre cuando no somos capaces de identificar razones para cambiar que tengan valor para nosotros/as mismos/as o cuando sentimos que no son suficientes para compensar el esfuerzo de hacerlo.
Un error común es buscar y sostener la motivación en ideas externas o teóricas (preocupaciones de la familia, advertencias de los profesionales sanitarios, información científico-técnica, lo que dice la televisión…), en lugar de indagar en las razones por las que el cambio es importante para nosotros/as mismos/as.
Romper con la falta de motivación supone indagar en por qué el cambio es importante para nosotros/as, qué vamos a obtener de él y cómo cambiará nuestra vida, sin importar que esos motivadores no estén recogidos en los libros o no sean compartidos por quienes nos rodean.
Para encontrar las razones personales por las que sería importante para nosotros/as cambiar, puede resultar útil preguntarnos:
- En este preciso momento, ¿cómo me está perjudicando no modificar la conducta? ¿Y a largo plazo?
- ¿Qué grado de satisfacción sentiría si consiguiera modificar el comportamiento que me hace daño? ¿Cómo cambiaría mi vida? ¿Cómo me sentiría conviviendo con este nuevo hábito? ¿Y los demás?
Aquí, puede resultar de utilidad reflexionar sobre cómo cambiar o no la conducta permitirá o bloqueará nuestras expectativas de vida, influirá sobre las personas que nos rodean o nos ayudará a convivir en armonía dentro de un grupo de personas significativas.
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Sentirse incapaz: otro de los factores más relevantes de resistencia al cambio
A veces, aun teniendo el conocimiento teórico sobre cómo cambiar un hábito, sentimos que no somos capaces de hacerlo y que nunca vamos a conseguirlo. Así, automáticamente, el intento de cambiar se desvanece.
En este punto, resulta imprescindible fomentar el sentimiento de autoeficacia. Para ello, conviene revisar todos los logros conseguidos a lo largo de nuestra historia de vida, reconocer nuestra capacidad para afrontar los desafíos que se nos plantearon e identificar nuestras fortalezas para superarlos con éxito.
¿Cómo no vas a ser capaz de cambiar ahora si conseguiste todo eso, fuiste capaz de soportar las adversidades del desafío y cuentas con todas esas fortalezas de las que te acabas de hacer consciente?
Ser excesivamente ambicioso/a
Comúnmente, nos planteamos pasar de 0 a 100 en un segundo; queremos transitar desde el inmovilismo más absoluto hasta el nivel más alto de salud. Lamentablemente, esto es imposible, por lo que conectamos con la frustración, se dispara nuestro sentimiento de ineficiencia y pasamos de 100 a 0 tan pronto como lo hicimos a la inversa.
El secreto está en plantearnos cambios progresivos, alcanzables y realistas:
- Coge papel y bolígrafo
- Anota todos los pequeños cambios que necesitas realizar hasta llegar al comportamiento objetivo
- Ordénalos de forma coherente según tus capacidades y circunstancias (de más sencillo a más complejo) y asígnales un periodo límite de tiempo para conseguirlos
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Empezar la casa por el tejado: no haber resuelto necesidades de orden básico
Las teorías de Maslow y Aldefer clasifican las necesidades humanas en un rango que va desde lo más básico o vital hasta lo más complejo o prescindible, sugiriendo que es imposible alcanzar una necesidad de orden superior sin antes haber resuelto el resto de niveles.
Así, por ejemplo, resultará imposible mantener un estilo de vida activo sin antes haber asegurado un consumo suficiente de alimentos y un sueño reparador. De modo que, si estás intentando adoptar un nuevo hábito, plantéate: ¿estoy empezando la casa por el tejado?
Resistencia al cambio: cuando el hábito que queremos cambiar tiene una utilidad
En ocasiones, el hábito que queremos cambiar, pese a que nos perjudica, tiene una función utilitaria que hace que nos resistamos a abandonarlo. De hecho, esto recibe la denominación de factor mantenedor del cambio. Por ejemplo:
- Será difícil reducir el consumo de chocolate si es lo único que me hace sentir seguro/a
- Comenzar a realizar actividad física será prácticamente imposible si siento que mi corporalidad actual me protege frente a una agresión sexual
- Abandonar la restricción alimentaria será complicado si siento que la delgadez es un vehículo imprescindible hacia el éxito
- Lograr un sueño reparador no será posible si la integridad de otros/as depende de mi estado de alerta
Ante la resistencia al cambio, te invito a indagar en las potenciales funciones utilitarias que tiene para ti la conducta que deseas cambiar.
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Obstáculos y facilitadores
Identificar los elementos que obstaculizan y facilitan el cambio es esencial para manejarlos a nuestro favor y lograr el nuevo comportamiento. En general, todos ellos guardan relación con el entorno, nuestras habilidades y recursos, las expectativas que hayamos construido al respecto y nuestro propio sistema de creencias.
- Revisa dentro y fuera de ti para identificar qué elementos actúan como obstáculos y cuáles son facilitadores
- Intenta resolver los obstáculos y no pierdas de vista a aquellos que no puedes cambiar
- Activa todos los facilitadores e incrementa la influencia que tienen sobre ti
Modificar nuestra estilo de vida no es tan simple como querer hacerlo. Es imprescindible sostener el cambio en razones que son importantes para nosotros/as, sentir que tenemos la capacidad de hacerlo, ajustar nuestras expectativas, crear una estrategia coherente y manejar los factores que influyen sobre la probabilidad de cambio.
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Referencias bibliográficas
- Aldefer, C.P. (1969). An empirical test of a new theory of human needs. Organizational Behaviour and Human Performance, 4(2): 142-175. Consultado el 24/09/2024. Recuperado de: https://doi.org/10.1016/0030-5073(69)90004-X
- Herzberg, F., Mausner, B. & Snyderman, B.B. (1959). The motivation to work (2nd Ed.) New Yok, NY: John Wiley & Sons.
- Maslow, A.H. (1943). A theory of human motivation. Psychological Review, 50(4): 370-396. Consultado el 24/09/2024. Recuperado de: https://doi.org/10.1037/h0054346
- McClelland, D.C. (1961). The achieving society. Princeton, NJ: Van Nostrand.
- Prochaska, J.O. & DiClemente, C.C. (1983). Stages and processes of self-change of smoking: toward an integrative model of change. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 51(3): 390-395. Consultado el 24/09/2024. Recuperado de: https://doi.org/10.1037/0022-006X.51.3.390