En este momento estás viendo Dieta mediterránea: garantía de salud

Dieta mediterránea: garantía de salud

Las primeras referencias científicas a la dieta mediterránea datan de 1948 y se sitúan en la Isla de Creta. Desde entonces, este modelo de alimentación ha sido sometido a un sinfín de investigaciones para intentar esclarecer la magnitud de sus beneficios. Hoy, con cientos de miles de estudios publicados, todavía sigue considerándose como una de las apuestas de salud más seguras.

¿En qué consiste la dieta mediterránea?

Hablamos de dieta mediterránea para referirnos a un estilo de alimentación moderado, variado, fresco y equilibrado, caracterizado por la abundante presencia de frutas, verduras, hortalizas, cereales de grano entero y legumbres; junto a un aporte moderado de lácteos, huevos, pescados y aves. Además, tiene en cuenta la importancia de una adecuada hidratación donde el agua es protagonista.

En lo que respecta a las grasas, el aceite de oliva virgen extra está presente en todas las comidas principales y se debe asegurar al menos una ración de frutos secos al día. En contraposición, las carnes grasas y los malos procesados están reservados para ocasiones excepcionales, siendo 0 su mejor frecuencia de consumo.

Además, apuesta por los productos de proximidad y favorece las relaciones sociales saludables alrededor de la comida. De hecho, es considerado uno de los patrones de alimentación más respetuosos con el medio ambiente y nuestra cultura.

¿Por qué una garantía de salud?

Seguir un estilo de alimentación óptimo, en general, es una de las medidas de salud pública más efectivas y eficientes en términos de prevención. A su vez, la dieta mediterránea es considerada como uno de los patrones dietéticos más saludables por su capacidad para cuidar no solo de nuestra salud física, sino también de nuestro bienestar psicológico y social sin desconsiderar el medio ambiente.

La salubridad de la dieta mediterránea radica en su capacidad para cuidar de nuestra salud física, psicológica y sociocultural, sin desconsiderar el entorno que nos rodea.

Dieta mediterránea y adherencia

Pese a que la aparición de nuevas dietas es incesante, la dieta mediterránea sigue siendo la que mayor adherencia genera. La ausencia de grandes restricciones, el respeto por nuestra cultura y su compatibilidad con la existencia de relaciones sociales saludables hacen que sea uno de los patrones de alimentación más fáciles de seguir a lo largo del tiempo.

¿Qué papel juega la pérdida de peso?

La dieta mediterránea ha demostrado ser uno de los grandes aliados en nuestra lucha contra la obesidad y el sobrepeso, aunque bien es cierto que su contribución ha sido mayor en su prevención y menor en su tratamiento (posiblemente porque, una vez instaurado el exceso de peso graso, el abordaje debe ser multidisciplinar y no solo dietético).

En este sentido, parece que su mayor adherencia es la principal responsable. Esto es porque, aunque la investigación controlada haya comprobado mejores resultados con otro tipo de dietas, en la práctica lo verdaderamente importante es conseguir que sucedan. Si no hay adherencia, no hay beneficios, independientemente de lo que hayamos podido observar en un “laboratorio”.

Lo teóricamente perfecto, se hace del todo imperfecto cuando en la realidad no puede suceder. Por el contrario, lo teóricamente imperfecto se hace perfecto cuando es la única opción capaz de producirse.

En este sentido, un estudio publicado en 2008 por la New England Journal of Medecine mostró cómo la dieta mediterránea era la más equilibrada y sostenible y, aunque a los 12 meses había una recuperación del peso perdido, el efecto rebote era casi nulo si se comparaba con otro tipo de dietas (baja en grasa o low fat y baja en carbohidratos o low carb).

Saber más: ¿Saltarse el desayuno adelgaza?

Dieta mediterránea y trastornos del comportamiento alimentario

Los trastornos del comportamiento alimentario se caracterizan por una preocupación exagerada por el cuerpo y los alimentos. En general, sin desconsiderar las diferencias existentes entre los distintos tipos, son enfermedades en las que el deseo y el rechazo por los alimentos coexisten dentro de una misma persona.

De nuevo, la dieta mediterránea constituye el mejor enfoque en términos de nutrición y, en este caso, no solo en la prevención sino también en el tratamiento. Sus características de moderación, variedad y equilibrio permiten que deseo y rechazo puedan seguir coexistiendo (mientras la psicoterapia hace su trabajo), al mismo tiempo que se mejora el estado nutricional.

La dieta mediterránea no resulta extremadamente amenazante para la persona que teme engordar y esto es fundamental para “retenerla” y poder avanzar en su tratamiento.

Protección metabólica y cardiovascular

Junto a la pérdida de peso, los efectos cardiovasculares y metabólicos (tensión arterial, acumulación de colesterol dentro de las arterias, respuesta a la insulina, funcionamiento del corazón…) de la dieta mediterránea han sido sus beneficios más estudiados por los investigadores.

En este sentido, el estudio PREDIMED analizó a 8000 personas con alto riesgo cardiovascular y encontró que, cuando eran sometidos a un patrón de alimentación mediterráneo suplementado con aceite de oliva virgen extra o nueces, dicho riesgo caía notablemente.

Así, una vez más, la dieta mediterránea se coloca como la mejor opción en términos de prevención y tratamiento, en parte por el favorable impacto que tiene sobre la expresión de nuestros genes. No obstante, cabe matizar que los efectos beneficiosos desaparecen cuando el patrón dietético deja de seguirse.

Un nuevo meta-análisis publicado el pasado mes de abril por la prestigiosa revista científica BMJ muestra cómo el impacto positivo desaparece a los 12 meses cuando la adherencia ya había caído.

Efecto antioxidante y antiinflamatorio

Tanto la oxidación como la inflamación son mecanismos relacionados con el envejecimiento y disfunción de las células y, por tanto, con el mal funcionamiento de nuestro organismo. Cuando las células se oxidan o se inflaman, se ve alterada su funcionalidad y el órgano del que forman parte comienza a cometer errores.

La dieta mediterránea ha demostrado un gran poder antioxidante por su riqueza en vegetales y aceite de oliva virgen extra. Al mismo tiempo, su adecuado aporte de omega 3 hace que se le atribuyan propiedades antiinflamatorias. En conjunto, esto se traduce en un organismo fuerte y sano, con grandes garantías de futuro.

Descubre: Nutrición contra el coronavirus: reforzando el sistema inmunitario

Conclusiones

La dieta mediterránea sigue siendo nuestro modelo de alimentación más saludable desde el punto de vista físico, psicológico y social, en gran medida por la gran adherencia que genera, por su respeto hacia nuestra cultura y por su sostenibilidad medio ambiental.

No obstante, cabe resaltar que una buena alimentación no es suficiente. Mantener un estilo de vida activo, dormir bien, gozar de una buena salud intestinal y cuidar de nuestras emociones, son los otros aliados esenciales de quienes quieren gozar de una vida plena, duradera y saludable.

[mailpoet_form id=”1″]

Referencias bibliográficas

Esta entrada tiene un comentario

Comentarios cerrados.