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Alimentación consciente es una excelente técnica para reducir peso.

Alimentación consciente: si sientes la comida, necesitarás menos

No importa cuánto te propongas comer pues, en ausencia de atención plena, tienes el fracaso asegurado. Aunque te esfuerces por comer menos, si no escuchas a tu cuerpo, acabarás consumiendo más comida de la que necesitas. Ante tal situación, la alimentación consciente será tu gran aliada. 

¿Qué es la alimentación consciente? 

El término “alimentación consciente” hace referencia al proceso de comer con atención plena, es decir, lo contrario a comer en piloto automático. Tal automatismo se produce cuando: comemos a las 14:00h porque son las 14:00h; cocinamos legumbres porque es martes; comemos viendo la TV, trabajando o hablando por teléfono; o tragándonos los alimentos casi enteros, por ejemplo. La principal consecuencia de este automatismo alimentario es comer más y peor. 

La principal consecuencia de este automatismo alimentario es comer más y peor. 

¿Por qué la ausencia de atención plena nos hace comer más y peor? 

A continuación, trataremos de forma específica cada una de las situaciones derivadas de comer sin atención. 

No haber atendido a las señales de apetencia 

Cuando elegimos el menú para el desayuno de forma automática sin reflexionar sobre lo que verdaderamente nos apetece, terminamos comiendo dos veces: primero lo planificado y luego lo que realmente nos apetecía. Lamentablemente, el deseo no desaparecerá hasta haberlo satisfecho. 

Esto es lo que ocurre cuando no se quiere comer hidratos de carbono en la cena, te preparas un brócoli y una loncha de pavo y, pese al intento de represión, acabas comiéndote una tableta de chocolate de postre. Si hubieras escuchado a tu cuerpo y añadido hidratos de carbono desde el principio (alimentación consciente), probablemente éstos hubieran sido de mejor calidad nutricional. 

No atender a las señales de apetencia hace que comamos dos veces: lo que teníamos previsto y lo que nos apetecía realmente. 

Haber comido demasiado deprisa es contrario a la alimentación consciente 

La hormona de la saciedad (leptina) tarda 30 minutos en liberarse. Pese a que podemos intentar terminar de comer en 5 minutos y esperar desesperadamente a que pasen los 25 minutos restantes, lo más probable es que acabemos sucumbiendo. 

En este caso, sucumbir es pasarte los 30 minutos comiendo sin parar. Transcurrido el tiempo, quizás sientas que has comido demasiado, pero ya será tarde. Si hubieras comido más despacio, hubieras sido capaz de alcanzar el estado de saciedad con menor alimento y sin esfuerzo. 

Comer deprisa impide que comamos de acuerdo a las señales de hambre y saciedad. Comer despacio constituye uno de los requisitos necesarios de la alimentación consciente. 

No haber masticado los alimentos suficientemente 

Comer sin masticar contribuye a ingerir mayor cantidad de alimento en menos tiempo. Es decir, que si pasamos 30 minutos comiendo sin parar hasta alcanzar la saciedad, si no masticamos lo suficiente cada alimento, seremos capaces de comer más en ese periodo de tiempo. 

Además, puesto que no será posible descomponer la comida correctamente, la absorción de nutrientes será peor y, por tanto, no tendremos las vitaminas y minerales suficientes como para vivir a pleno rendimiento. 

No masticar los alimentos hará que el cuerpo funcione más lento. La alimentación consciente implica saborear bien los alimentos y para ellos es imprescindible una buena masticación.

El ayuno prolongado impide llevar a cabo una alimentación consciente 

Pasar largos periodos de tiempo sin comer favorece la aparición de hambre voraz. En este contexto, la capacidad para tomar buenas decisiones brilla por su ausencia. 

Cuando se alcanza tal estado de hambre, el resultado es una alimentación automática y compulsiva. Esto es completamente incompatible con una alimentación consciente. 

El ayuno prolongado favorece la aparición de hambre voraz con ingesta compulsiva. 

No consumir alimentos nutritivos 

La falta de nutrientes en la dieta favorece el mantenimiento de una sensación de hambre infinita. El cuerpo necesita nutrientes de modo que, mientras no se los proporcionemos, seguirá deseando alimento para garantizar su supervivencia. Por más calorías vacías que comas, seguirás necesitando más comida. Mientras no le des alimentos nutritivos, no desaparecerá tal necesidad. 

La falta de nutrientes favorece una sensación de hambre infinita. Una alimentación consciente pasa por identificar alimentos nutritivos. 

Comer por inercia 

No analizar el deseo de comer nos predispone a hacerlo sin sentido. Para evitarlo, deberemos preguntarnos: ¿Por qué tengo ganas de comer? ¿Realmente es lo que necesito? ¿Me hará sentir mejor? ¿Es hambre, es aburrimiento, es ansiedad, es miedo? ¿Tiene sentido? ¿Es mi mejor alternativa? ¿Puedo hacer algo diferente? 

No analizar nuestras apetencias favorece el comer por comer. Debemos tomar consciencia y valorar si tiene o no sentido, sea o no por hambre. 

No sentir la comida 

Cuando comemos sin poner todos nuestros sentidos en ello, necesitamos mayor cantidad de comida para sentir el mismo estímulo satisfactorio. Por ejemplo, si para sentirnos plenos (en términos psicológicos y no gástricos) necesitamos 3 onzas de chocolate y nuestra falta de atención hace que únicamente percibamos media onza de cada una de las ingeridas, necesitaremos 6 onzas para sentirnos satisfechos. 

En la mayoría de los casos, la ingesta cesa cuando aparecen síntomas gastrointestinales negativos o sencillamente por aburrimiento. En este caso, pese a haber ingerido una gran cantidad de alimento, el cerebro no se siente satisfecho porque no ha percibido lo ingerido. Lo hemos tenido ocupado en otras actividades o pensamientos.

No comer con los cinco sentidos invita a comer hasta el hartazgo sin sentirnos satisfechos. 

Es por tanto que, para no comer ni más ni menos, es imprescindible llevar a cabo una alimentación consciente: piensa en qué te apetece, prepáralo con atención, mira toda la comida que hay en el plato, huélela, experimenta su textura, saboréala y atiende a las reacciones que van apareciendo en tu cuerpo. 

La alimentación consciente es un imprescindible del abordaje de la obesidad. 

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