La palabra “edulcorante” se refiere a cualquier sustancia capaz de aportar un sabor dulce. En este artículo, centraremos la atención sobre aquellos que no aportan calorías. Pero, ¿son estos edulcorantes unos buenos aliados contra la obesidad?
A lo largo de la historia, hemos mostrado una indiscutible predilección por los alimentos dulces. Sin embargo, en el siglo XVIII se descubrió que el azúcar es nocivo. Al mismo tiempo, el estereotipo de belleza cambió hacia una figura más delgada.
Ambas circunstancias hicieron que a finales del siglo XIX se creara el primer edulcorante sin calorías. Así, parecía garantizarse el ansiado sabor dulce sin perjuicio sobre el estado de salud de los consumidores. Pero, ¿qué hay de cierto en esto?
Los edulcorantes son aptos para el consumo humano
Los edulcorantes han demostrado ser sustancias seguras y aptas para el consumo humano, aunque es fundamental respetar las dosis máximas establecidas por los organismos oficiales.
Sin embargo, los beneficios de los edulcorantes en la prevención, tratamiento y control del sobrepeso y la obesidad han sido puestos en entredicho por numerosas investigaciones. En concreto se ha estudiado su acción sobre: la insulina, el apetito, la saciedad, la sensación de recompensa, la microbiota intestinal, los adipocitos, entre otros. Todos estos están implicados en la génesis de la obesidad.
Siempre y cuando se respete la dosis máxima recomendada, los edulcorantes son seguros para el consumo humano.
¿Son beneficiosos los edulcorantes contra la obesidad?
La evidencia científica no respalda el uso de los edulcorantes contra la obesidad. A continuación, te contamos las razones por las que son ineficaces:
Acción de los edulcorantes sobre la liberación de insulina
La insulina es una hormona liberada por el páncreas y su objetivo es retirar el exceso de glucosa de la sangre. Para ello, transporta la glucosa hasta los depósitos de glucógeno y grasa corporal. Hasta ahora, se pensaba que los edulcorantes sin calorías no eran capaces de estimular su liberación. Aunque esto es cierto, caben matices.
Es cierto que, directamente, son incapaces de estimular la producción de insulina. Sin embargo, sí pueden hacerlo indirectamente.
Este efecto indirecto se debe a su capacidad para acelerar el vaciado gástrico y aumentar la absorción intestinal. Puesto que son sustancias sin calorías, esto no debería ser un inconveniente.
Sin embargo, su adición a alimentos que sí las tienen (zumos, galletas, bizcochos, lácteos, etc.) hace que ambas condiciones resulten idóneas para generar un exceso de glucosa en la sangre y, por ende, un pico de insulina.
Los edulcorantes sin calorías son capaces de estimular la producción de insulina de forma indirecta.
La inestabilidad de los niveles de glucosa supone una reiterada estimulación del páncreas para producir insulina. Esto producirá lo que se conoce como “resistencia a la insulina” y supondrá un aumento del riesgo de diabetes mellitus, sobrepeso y obesidad.
Edulcorantes y balance energético
El concepto de balance energético se refiere a la relación entre las calorías que consumimos y las que gastamos. Un balance energético positivo quiere decir que el consumo es superior al gasto, y a la inversa.
Pese a su escaso contenido calórico, los edulcorantes predisponen a un balance energético positivo. Esto se debe a que:
- Aumentan el apetito.
- Aportan menor saciedad.
- Su sabor dulce es contraproducente. La exposición repetida a un sabor aumenta la dependencia por el mismo. Si tenemos en cuenta que su dulzor es inalcanzable por alimentos naturales, queda clara la preferencia de sus consumidores por alimentos artificiales. Estos, generalmente, contienen infinidad de calorías vacías.
- La idea de que los alimentos que los contienen “no engordan” aumenta su consumo. El resultado final será una ingesta mayor a la obtenida si hubiésemos elegido el alimento en su formato original.
- Reducen el efecto térmico de los alimentos. El concepto hace referencia a la cantidad de calorías gastadas en la digestión, absorción y metabolismo de los alimentos. Su reducción supone una disminución del gasto energético. Es por ello que el riesgo de generar un balance energético positivo es mayor.
- No son capaces de activar los sistemas de recompensa. Esta es la razón por la que quienes los consumen necesitan ingerir alimentos de forma continuada en una búsqueda incesante de placer.
Efecto de los edulcorantes sobre la microbiota intestinal
La microbiota intestinal se refiere al conjunto de bacterias que viven en nuestro intestino en una relación de simbiosis (beneficio mutuo). Pese a que su formación culmina a los dos años de edad, puede ser modificada a lo largo de la vida por diversos factores. La alimentación es uno de ellos.
Las personas obesas tienen una microbiota característica que, a su vez, favorece el estado de obesidad. Hoy sabemos que los edulcorantes son capaces de generarla.
Los edulcorantes acalóricos son capaces de generar una microbiota propia de sujetos obesos.
Acción de los edulcorantes sobre los adipocitos
El papel de los edulcorantes sobre el tamaño y número de adipocitos –células de la grasa– es variable. Depende tanto de las características del edulcorante como de las del consumidor. Es por ello que la evidencia científica no permite hacer conclusiones al respecto.
De acuerdo a todo lo anterior, podemos decir que los edulcorantes no son buenos aliados en el abordaje del sobrepeso y la obesidad.
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