La Epigenética se refiere a aquella parte de la genética que se puede modificar. Aquí te contamos cómo influye sobre la obesidad y cómo podemos modificarla para mejorar nuestro estado de salud.
Definición de obesidad
La obesidad es una condición crónica caracterizada por el exceso de grasa corporal. Tiene un origen multifactorial (herencia, comportamiento y ambiente) y predispone a la aparición de multitud de enfermedades. De hecho, constituye la segunda causa de cáncer por detrás del consumo de tabaco.
¿Qué es la Epigenética?
La Epigenética se refiere a todo aquello que pertenece al código genético y que puede ser modificado sin implicar cambios en la secuencia de ADN. Se trata de la parte de la genética que puede ser modificada naturalmente e incluye qué genes se expresan, en qué grado y en qué momento.
Los procesos epigenéticos determinan si un determinado gen está activo o no en un momento dado.
Al conjunto de genes expresados o “visibles” les llamaremos epigenoma. Se desarrolla durante la vida intra uterina, puede transmitirse de generación en generación y, a diferencia del genoma (contenido de genes), se caracteriza por su reversibilidad.
Esto quiere decir que cada organismo tiene una firma epigenética que es parcialmente heredada y parcialmente generada durante la vida dentro del útero materno, pero que puede cambiar en la edad adulta por la influencia del ambiente.
Las marcas epigenéticas pueden modificarse durante toda la vida. No obstante, las modificaciones en periodos críticos del desarrollo prenatal, como la embriogénesis, tienen un mayor efecto sobre el fenotipo.
Factores que influyen sobre la Epigenética
A falta de más estudios, parece que los principales factores que ejercen influencia sobre la Epigenética son:
- Alimentación.
- Actividad física.
- Sueño.
- Estrés.
- Inflamación.
- Productos químicos.
- Rayos UV.
- Contaminación ambiental.
El estilo de vida familiar determina la Epigenética de todos sus miembros.
Epigenética y obesidad
De acuerdo al conocimiento científico actual, la genética (contenido de genes de la secuencia de ADN) y el comportamiento pueden explicar parte de los casos de obesidad. El resto parece que pueden explicarse a través de procesos epigenéticos.
El exceso de grasa corporal está asociado con el hecho de que ciertos genes estén “marcados” o no.
La importancia de la Epigenética es tal que, si un individuo estuviera predispuesto genéticamente a desarrollar una enfermedad pero consiguiera influir positivamente sobre su epigenoma, podría evitar o atenuar dicha enfermedad. De la misma forma, una influencia negativa desencadenaría o agravaría la enfermedad para la que se estuviera predispuesto.
La Genética, estática, establece la predisposición frente a una determinada condición. La Epigenética, dinámica, determina que finalmente se produzca o no.
En este sentido, un estudio prospectivo donde se analizaron a 1100 parejas madre-hijo/a relacionó el riesgo de obesidad con:
- Fumar antes del parto.
- Aumento excesivo de peso durante el embarazo.
- Lactancia materna inferior a 12 meses.
- Sueño de corta duración en el niño.
El estudio encontró que el riesgo de obesidad infantil aumentaba progresivamente a medida que se añadían las diferentes circunstancias.
Igualmente, un estudio realizado con habitantes holandeses durante la época de hambruna de 1944-45 demostró la influencia de la Epigenética sobre la obesidad. Los fetos de madres expuestas a tales circunstancias presentaban una mayor prevalencia de intolerancia a la glucosa, dislipemia, enfermedad coronaria precoz y obesidad.
Pasar hambre podría estar detrás de algunas de las enfermedades que hoy más nos acechan.
¿Cómo generar una Epigenética saludable?
Puesto que la Epigenética se hereda, se constituye durante el periodo intrauterino y puede modificarse durante toda la vida, para influir positivamente sobre las marcas epigenéticas será importante que:
- Madre y padre lleven un estilo de vida saludable con carácter previo a la embriogénesis.
- La madre mantenga buenos hábitos de vida durante todo el embarazo.
- Tras el nacimiento, el niño, y posterior adulto, mantenga unos buenos hábitos de vida.
De este modo, conseguiremos reducir tanto la incidencia como la prevalencia de obesidad y de otras enfermedades crónicas asociadas a la misma.
El epigenoma está determinado por hábitos de vida y factores ambientales sobre los que se puede actuar.
La importancia de la alimentación
De todos los factores que inciden sobre la Epigenética, la alimentación constituye uno de los más importantes. Así, una alimentación suficiente, equilibrada y fresca, más allá de su impacto energético y nutritivo, influye positivamente sobre el epigenoma.
Se trata de seleccionar verduras y frutas frescas, legumbres, pescados, lácteos vírgenes, huevos, carnes magras, frutos secos, semillas, aceites saludables y cereales integrales.
De este modo se garantiza un consumo adecuado de ácido fólico, betaína, colina y vitamina B12. Dichos micronutrientes ejercen un impacto positivo sobre el epigenoma por desactivar áreas genéticas perjudiciales.
A su vez, se debe evitar el consumo de productos procesados, azúcares añadidos y grasas trans. Su consumo se ha relacionado con la activación de genes perjudiciales para la salud.
Por su parte, las dietas hipoproteicas o hipocalóricas ejercen un impacto negativo sobre el epigenoma de quien las aplica. Esto se debe a su menor capacidad para “silenciar” a genes perjudiciales.
De acuerdo a lo mencionado, la dieta mediterránea podría constituir un patrón de alimentación ideal para ejercer un impacto positivo sobre la Epigenética. De hecho, la investigación demuestra que seguir una dieta mediterránea durante el embarazo reduce las marcas epigenéticas fetales asociadas al síndrome metabólico.
Seguir una dieta mediterránea durante el embarazo reduce las marcas epigenéticas fetales asociadas al síndrome metabólico.
El impacto del ejercicio físico sobre la Epigenética
El ejercicio físico, junto a la alimentación, es uno de los factores con mayor influencia sobre el epigenoma. La investigación actual demuestra la práctica de ejercicio físico de manera regular por parte de los progenitores influye positivamente en la salud metabólica fetal.
A su vez, realizar ejercicio físico de manera regular y continuada durante la edad adulta tiene un impacto epigenético muy positivo.
La práctica de ejercicio físico contribuye al manejo de la obesidad no solo por su impacto sobre el balance energético sino también por su influencia sobre el epigenoma.
La práctica de actividad física tiene un impacto epigenético positivo.
Conclusiones finales
De acuerdo a lo descrito, parece que los beneficios de mantener una alimentación suficiente, fresca y equilibrada, tener una vida activa, conseguir un sueño reparador, mantener el equilibrio de la microbiota intestinal, reducir el contacto con productos químicos y protegerse de los rayos UV y de la contaminación ambiental, se deben, en parte, al impacto de estas buenas prácticas sobre nuestro epigenoma.
Un adecuado estilo de vida “enciende” genes protectores y “apaga” genes productores de enfermedad. Los beneficios de un estilo de vida saludable sobre la obesidad y otras patologías crónicas se debe, en parte, al impacto positivo generado sobre el epigenoma.
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URL al artículo original: La Mente es Maravillosa
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